lunes, 12 de septiembre de 2011

Tiempo

Un reloj se había adelantado varias horas con respecto a todos los demás. Era el de un hombre que deambulaba errático por calles desiertas, almorzando en restaurantes vacíos y llegando a citas en donde nadie lo esperaba. Podría haber atrasado su reloj y todo hubiese vuelto a la normalidad, pero no lo hizo, por eso fue un incomprendido. Y así fue como tuvo un entierro intimo, ya que nadie supo que había muerto. Sólo con el transcurso del tiempo la gente supo de su fallecimiento, y luego más tarde fueron esos mismos desconocidos quienes conocieron sus actos por la estela que había dejado aquel extraño ser adelantado a su tiempo.

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